EL INICIO DE LA TRADICIÓN
Tlalpan era una población con el sabor de provincia, alejada de la Ciudad de México, a la que se podía acceder por tranvía desde el Zócalo, pasando por Santa Úrsula Coapa (donde ahora está asentado el Estadio Azteca), se llegaba a la estación San Fernando, muy cerca del centro de Tlalpan y a 800 metros del camino a Acapulco, que hoy se conoce como Avenida de los Insurgentes. Abundaban los conventos, fincas de fin de semana y un ambiente campirano con el atractivo de las fuentes brotantes de Tlalpan. Junto a la capilla del Calvario, entre huertas y milpas, don José Arroyo y doña María Aguirre de Arroyo, oriundos de Tulancingo, Hidalgo, decidieron establecer un sencillo restaurante.